miércoles, 20 de mayo de 2015

CANDY CRUSH

Ya es más que sabida la obsesión de mi subconsciente por hacerme soñar con zombies, que me dan auténtico pánico, pues en esta ocasión no era solo eso, era YO quien quería provocar una auténtica apocalipsis zombie. Quería mostrar al mundo mis capacidades para la supervivencia en un alarde de egolatría pura, quería atrincherarme en la farmacia de la calle Mármol y allí con las medicinas sobrevivir, sí, sin comida ni nada, ni armas, las medicinas eran la salvación. Me encontraba a un zombie anciano por la calle y en vez de acabar con él dejé que marchara tan campante para que infectara a más gente y poder llevar a cabo mi plan. Eché al personal de la farmacia, me hice con las llaves y me atrincheré ahí toda contenta con mi increíble plan que iba a demostrar al mundo mis aptitudes como si yo fuera el mismísimo Rick Grimes. En ese momento decidí salir y avisar a mi familia de la inminente apocalipsis zombie, con la mala fortuna de convertirme en un pequeño pez de gominola color rojo del Candy Crush por el camino así que nadie podía apenas verme y mucho menos escucharme. Al llegar a mi destino dando coletazos de pez gominola volador, evidentemente nadie reparaba en mi presencia y no podía convertirme en mí misma otra vez, supongo que por haber sido tan mala, así que como no podía hacerme oír y se avecinaba la plaga zombie, ante tal angustia y deseperación ,me desperté, que alivio.



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